Ángel Marroquín
Una muñeca recorre Europa, su nombre es Amal, mide cerca de tres metros de altura y ha caminado cerca de 8 mil kilómetros a través de Turquía, Grecia, Suiza, Alemania, Bélgica, Francia y actualmente se encuentra recorriendo a pie Inglaterra.
Amal constituye una acción de arte que busca crear conciencia acerca de la situación de los niños refugiados (también denominados menores no acompañados) y ha venido siguiendo la ruta que, en la realidad, muchos de estos niños han seguido, solos, en busca de protección y seguridad desde sitios en guerra hasta países desarrollados, desde países pobres a países ricos.
La recepción que ha recibido Amal en los distintos países ha sido mixta: en algunos lugares ha sido acogida con celebraciones por parte de adultos y de niños, ha bailado y pasado un buen momento con ellos en sus ciudades y localidades. En otros lugares le han lanzado piedras y los artistas han estado a punto de ser expulsados porque los habitantes se sienten juzgados o no tienen tiempo ni humor para esta clase de arte.
De todas formas vale preguntarse: ¿Por qué Amal suscita tantas encendidas pasiones?, ¿Puede su presencia ayudar de alguna forma en la dramática situación de los niños refugiados que viajan actualmente a través de Europa?
El objetivo clave de la intervención artística es despertar empatía en quienes participan de ella. ¿Cómo no sentir emoción al ver a Amal vestida pobremente, sus ojos brillantes, mirando curiosos a su alrededor y emulando el comportamiento de una niña de 8 años de edad?. Preguntarse por los aspectos positivos de Amal no arroja luces sobre aquello que nos resulta tristemente más familiar: el rechazo a los refugiados en los países ricos y en los pobres. A mí me parece que es este el punto que debemos intentar luminar para responder a la pregunta hecha en el párrafo anterior.
Lo que ha suscitado el rechazo a la intervención artística es que plantea una pregunta incomoda que interpela a cada uno de quienes participan de ella: ¿Cómo sería vivir como un niño refugiado? o mejor aún ¿Qué pasaría si mi hija fuese una niña huérfana y refugiada vagando por Europa?, ¿A qué clase de experiencias estaría ella expuesta?, ¿Cómo haría para sobrevivir frente a tantas puertas cerradas?
Parece suceder que en Europa aún no hay personas preparadas para responder a estas preguntas, tal vez por eso es que rechazan a esta muñeca que viene a mostrar que después de todo el emperador Europeo sigue caminando desnudo.
Photo: The Guardian
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