Ángel Marroquín
Cambia, todo cambia y el medioambiente a nuestro alrededor también cambia. En el pueblo en que vivimos, antes conocido por sus torrenciales lluvias invernales, hoy aparece en mitad del invierno el suelo y los árboles resecos. Contrariamente en pueblos secos caen granizos y llueve en medio del verano.
Mientras esto pasa a nuestro alrededor, nosotros vamos acostumbrándonos. Estos cambios se han ido produciendo lentamente y nosotros hemos lo notamos porque han sucedido a lo largo de nuestra vida.
Hoy la ciudad natal, el pueblo o el barrio en el que vivimos siendo niños se nos aparece irreconocible. Ya no llueve como antes mientras jugábamos a saltar los charcos de agua, hace menos frío que el que recordábamos en las mañanas al dejar la casa para ir a la Escuela y el sol parece ser mucho más punzante que el que bañaba nuestro rostro al regresar de la Escuela a casa por la tarde.
Si todos estos cambios se han producido y todos somos capaces de reconocerlos a nuestro alrededor y hablar de ellos: ¿Qué palabra usarías para describir la forma en que el medioambiente que conociste siendo niño ha cambiado?
Tal vez tu eres de los que creen que no hay una palabra para describir esa clase de nostalgia del medio ambiente y el clima en el que vivimos largo tiempo atrás. Primavera, Verano, Otoño, Invierno y otra vez Primavera…
Sí, existe esa palabra. Se trata de la Solastalgia y se refiere a la angustia producida por el cambio en el medioambiente que impacta en las personas en su conexión con su lugar de origen, su hogar”[1] Se trata de la emoción que padecemos cuando nos damos cuenta que el medioambiente que conocimos ha sido degradado, destruido o transformado sin remedio. En alguna parte de nosotros todos padecemos Solastalgia.
Si ya no ha de volver ¿Para qué necesitamos una palabra para recordar ese medioambiente de nuestra infancia o juventud?
Tal vez para contar a otros que el mundo no fue siempre de esta manera, tal vez para intentar regresar a esa época en que se podía tener una expectativa de los cambios en las estaciones del año se producirían regularmente y conectarlos de alguna forma con hechos de nuestra vida: el aroma de la primera lluvia de invierno que contenía el misterio de otros inviernos. El aroma de los pinos en Primavera. El sol del verano y el aroma del mar, etc.
Como en tantas otras cosas de la vida, tener una palabra puede ayudarnos a hacer el duelo por todas las bellas cosas asociadas al medioambiente que se han perdido para siempre en la crisis climática que nos encontramos atravesando.
Sin embargo, lo trágico de esta situación no es la Solastalgia asociada, sino el presente desesperado de todos nosotros que dependíamos de las regularidades del clima y el medioambiente cuya regularidad dimos por sentada.
Como todos sabemos, las consecuencias económicas del cambio climático y el aumento de los riesgos económicos y sociales asociados a eventos climáticos han aumentado y los más pobres son quienes se ven más afectados por ellos. Hoy gracias a la Solastalgia, una vez más se nos recuerda que, como dice la canción, ya ni siquiera tenemos adónde volver la vista.
(c) Photography by Sebastián Silva. https://la-periferia-interior.tumblr.com/
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