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Debes marcharte ahora: ¿Qué quieres conservar?, ¿Qué estás dispuesto a dejar atrás?

El año 2018 se publicó el artículo “Deep adaptation: A Map for Navigating Climate Tragedy” del profesor Jem Bendell. Desde entonces las ideas contenidas en este texto han influenciado diversas iniciativas medioambientales en el mundo. Tal vez uno de los movimientos que más se ha inspirado por el texto es Extinction Rebellion.

A continuación quisiera contarles de algunas de las ideas contenidas en el documento y oírlas, discutirlas y tenerlas en mente como telón de fondo de la próxima Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP26) que se llevará adelante entre el 1 y 12 de Noviembre de este año en Glasgow, UK.

Bendel comienza asumiendo que el colapso  generado por el cambio climático -producido por los seres humanos- es inevitable. Aspectos de nuestra vida como la alimentación, la seguridad, la protección e incluso el significado de nuestra vida globalmente, ya no pueden ser tenidos por algo seguro, menos aún esta nueva situación, atravesada por el cambio climático, puede ser pensada con viejas categorías.

La evidencia científica que soporta este punto resulta abrumadora. En cierta medida Bendel ha extraído el mínimo común denominador de todas ellas: las posibilidades de detener las consecuencias más poderosas del cambio climático se han desvanecido, el colapso medioambiental es irremediable y lo mejor para nosotros hoy es estar preparados para el inicio de una nueva etapa en la historia del hombre signada por la catástrofe ambiental.

La aceptación de esta situación trae aparejada una clara conciencia de sufrimiento por el bien perdido: acrecentada aún más en el caso de quienes tienen hijos pequeños, planes futuros, sueños anclados en los viejos modelos de bienestar y seguridad, etc. Esta pena, -o duelo mas bien- señala Bendel, debe ser enfrentada, mirada cara a cara porque es desde esta vulnerabilidad, de este estado de “duelo” que puede surgir una actitud activa de adaptación a las consecuencias del cambio climático en el medio ambiente, la economía y la democracia como la conocimos hasta ayer.

Este foco, nacido del duelo por lo perdido, impulsará un proceso de cambio que el autor denomina “adaptación profunda” y que se expresa en la necesidad colectiva de explorar nuevas respuestas frente a esta situación de destitución material y vulnerabilidad espiritual.

La agenda de cambio que propone la adaptación profunda se divide en dos niveles:

  • Adaptación personal: es decir centrada en factores emocionales, espirituales y psicológicos relacionados con la aceptación derivada del vivir en un tiempo en que el colapso de la humanidad es inevitable y
  • Adaptación colectiva: es decir, el trabajo colectivo que busca dar forma a excepcionales formas de mantener el bienestar en un contexto de colapso. Respecto a este punto cabe señalar que es interesante ver como los jóvenes activistas se encuentran dando forma a iniciativas como las viviendas compartidas, granjas comunitarias, construcción sustentable, conformación de nuevas comunidades políticas locales, iniciativas de degrowth, etc.

Lo que a mí me resulta interesante de la idea de adaptación profunda, es que:

  • se trata de un enfoque práctico, es decir, explora propuestas concretas mezclando lo personal y lo político. Este enfoque se levanta y dialoga, por cierto, con cientos de experiencias de este tipo impulsadas por  personas, grupos y comunidades en el pasado.
  • se enfoca en cambios en la manera en que vivimos nuestra vida (estilos de vida). En este sentido se trata de un enfoque ligado a ejercicios espirituales o, en otras palabras, a iniciativas de experimentación moral.
  • se plantea como un marco, un foco desde el cual interpretar el momento de crisis en que nos encontramos. Se busca darle sentido a la coyuntura histórica que vivimos desde fuera de los paradigmas políticos tradicionales, que por cierto están fallando en darle la importancia y darle sentido a las consecuencias del cambio climático.

Sin equivocarnos podríamos decir que bajo este enfoque no hay lugar para la esperanza. La adaptación profunda se plantea como un marco normativo post apocalíptico en la medida que se prepara para lo que vendrá una vez desatada la catástrofe ambiental que ya se da por sentada. Se asume que este proceso se ha iniciado ya y que desde ahora debe ser comenzado un proceso de experimentación destinado a re aprender, conservar y fortalecer las competencias necesarias para llevar una vida humana bajo un contexto hostil.

Tal vez por esto es que este enfoque merece atención, porque tal vez es el único en la actualidad que se hace cargo de la angustia generada por la imposibilidad de pensar un futuro bajo ideas antiguas de progreso, crecimiento y desarrollo personal y económico. En este sentido es que, literalmente,  vale la pena.

Finalmente, se nos dice: Tienes que marcharte ahora: ¿Qué quieres conservar?, ¿Qué estás dispuesto a dejar atrás? De la respuesta a esas preguntas va a depender el peso del equipaje que cargues para lo que viene.


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